Mayo 13, 2024
"Designar a Qatar como sede del Mundial fue un “error”, dijo el ex presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en una entrevista con la agencia alemana SID.
Quien fuera presidente de la Federación durante 17 años (1998-2015) argumentó que el país que organiza la máxima cita del deporte mundial es muy pequeño para un evento de tal magnitud. También señalo las dificultades del clima, ya que debió postergarse a los meses de noviembre y diciembre por el intenso calor en junio-julio.
¿Qué pasó entonces?
Blatter ya reveló en 2021 en otra entrevista (al diario francés Le Monde), que fue el entonces presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, quien presionó a quien era presidente de la UEFA, Michel Platini, para que los votos de la UEFA fueran a Qatar, después de reunirse con el príncipe heredero catarí.
"Seis meses más tarde, Qatar compró aviones de combate a Francia por valor de 14,6 millones de dólares, era por supuesto un asunto de dinero", asegura en la actualidad Blatter, quien no es ningún santo. La FIFA ha estado salpicada de corrupción durante su mandato.
Pero a mi juicio, la gravedad de la organización del mundial en Qatar va más allá de los anterior expuesto, que es delicado, claro.
En un mundo en guerra, con creciente conflictividad y manifestaciones de odio, donde muchos países en democracia intentan promover valores de igualdad, respeto y tolerancia, Qatar es uno de los setenta países del mundo que consideran delito la orientación sexual. No podrá haber demostraciones de afecto entre personas del mismo sexo o podrían enfrentar penas de cárcel.
Khalid Salman, exjugador de la selección local y embajador de la Copa del Mundo, aseguró la semana pasada que la homosexualidad es una desviación mental.
No puedo evitar sentir que las selecciones que concurren (Uruguay incluido) de alguna manera amparan con su presencia estas aberraciones, más allá de algunas manifestaciones públicas de algunos protagonistas, como el capitán de la selección alemana que usará un brazalete con los colores de la diversidad. En otras épocas algunos países se han negado a participar por mantener discrepancias de algún tipo. La propia Celeste no concurrió a Italia 1934 y Francia 1938 porque en Europa no querían viajar a nuestro país para jugar el primer mundial por la lejanía, y de esta manera se le "pagaba con la misma moneda".
Por supuesto que hoy es casi imposible que un país se niegue a concurrir a un mundial aún manteniendo fuertes discrepancias con su organizador, como estoy seguro la tiene nuestro país con estos temas anteriormente mencionados. Pero claro, el dinero o eventuales sanciones son más importante que la construcción de un mejor mundo.
Por otra parte, Amnistía Internacional, manifestó que los migrantes que construyeron los modernos estadios sufrieron abusos y explotación, mientras la FIFA obtenía enormes beneficio. Vaya sorpresa. Elevadas comisiones de contratación, terribles condiciones de vida, mentiras sobre el salario, retrasos en el pago y no poder salir del país ni cambiar de trabajo son algunas de las denuncias.
En este contexto de trabajadores que viajaron de algunos de los países más pobres del mundo para hacer tareas peligrosas, bajo el calor extremo y por bajos salarios, hay dudas sobre el número de fallecidos.
Según el periódico británico The Guardian, la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos desde 2010, cuando Qatar fue elegido sede del Mundial 2022. Según los organizadores fallecieron tres.
En tanto, la Organización Internacional del Trabajo aseguró que existen vacíos en la recopilación de datos, y afirmó que solo en 2020 habrían muerto 50 obreros.
En este marco no puedo evitar sentir que yo también me presto al circo y caigo en una contradicción peligrosa. Porque el fútbol para nosotros (los uruguayos en general) es una pasión y el jueves a la hora 10 estaré sentado frente al televisor para ver a la celeste. Coherente seria de mi parte darle la espalda al mundial como espectador.
En poco tiempo la FIFA elegirá la sede de la Copa del Mundo en 2030 y Uruguay es candidato (junto a Argentina, Chile y Paraguay). Espero que seamos elegidos por nuestra tradición en este deporte, la pasión y nuestra cultura. Uruguay fue el equipo más dominante del mundo es su momento y celebrará 100 años de su primera conquista. Desde este punto de vista tenemos mucho que ofrecer, pero no le "vendamos el alma al diablo" para tenerlo. Seamos dignos merecedores de organizarlo.
"Permitir una injusticia significa abrir el camino a todas las que siguen", dijo alguna vez el ex canciller alemán Willy Brandt. De alguna manera, y por ahora, el mundo sigue dejando puertas y ventanas abiertas para otras tantas.
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